sábado, septiembre 15, 2007


PROTOCOLO

Entendamos el protocolo como serie de normas a seguir ante una situación determinada; acciones correctas. Dar la mano sin apretarla, limpiarse los labios dando suaves toques con la servilleta para no correr el carmín de los mismos, saber aceptar la posición de cada uno…

Quien no lo entiende y no lo comparte ríe y tacha de exagerado pero quien lo vive (lo cual no significa que lo acepte) lo crea y lo difunde. Posiblemente ese alguien desearía dar un efusivo abrazo pero no, se conformará con el “frío apretón de mano”, guardará los 60 cms de distancia y por mucho que lo desee no apoyará sus manos sobre las de otra persona, no reconfortará a otras personas apretando su rodilla.

Se desea que las cosas sean distintas pero ¿por qué jugarnos el cuello en la horca? Si se nos ha enseñado algo de una forma será porque es lo correcto… ¿Por qué cambiar?

El problema reside en el precio de ello, un precio bastante alto para algo tan simple pero a la vez tan complejo. Demasiadas horas escribiendo palabras para la nada a la espera de una respuesta que nunca llegará, sacrificios salinos y posiblemente lo peor de todo: perderse a uno mismo.

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