FACHADAS
Y aquí un cuento tradicional hindú para la reflexión:
¿Qué es un elefante?
Regalaron un elefante a un rey ciego, que
llamó a sus consejeros, también ciegos,
para que lo describieran: "un elefante
se parece a un cacharro", dijo el que tocó
su cabeza. "No, se parece a un granero",
aseguró el que palpo su cuerpo. "Parece
una reja de arado", afirmó el que tocó el
colmillo. "Más bien es un tubo hueco",
observó el que tanteó su trompa. "Tiene
forma de columna", dijo otro tocando su
pata. "Es una cosa larga y áspera" , ase-
veró el que tocó la cola. Y el rey afirmó
que, dado su modo de conocer, nunca
sabrían que es un elefante. ("La visión
parcial entraña más desconocimiento
que conocimiento").
Todos aparentamos estar de acuerdo al afirmar que algo no es lo que aparenta sino lo que realmente es, el conjunto. ¿Por qué conformarnos con conocer de manera superficial?. Como en la mayoría de los casos las palabras se las lleva el viento y nos dejamos llevar por las apariencias, las primeras impresiones.
!Cuanta importancia le hemos atribuido a tantas cosas por verse de una manera y que inútiles son!
Esto también se puede aplicar a las relaciones humanas. ¿Alguien no le ha pasado no querer conocer a una persona simplemente por su apariencia, por su forma de vestir, su edad o condición social?
Pero aún hay algo peor, negar la existencia de un tercero por podernos "manchar", destruir nuestra reputación... ¿Y la otra persona qué? ¿Podemos mandar a coger viento fresco a sus sentimientos? ¿Podemos igualarle sin cargo alguno de conciencia al NADA? ¿Reducirlas al cero?
No sé quien es peor, si la persona extravagante, polémica y contraria al marco ó la persona que es capaz de juzgar a una persona por la parte. Sin más, JUZGUEMOS.