Siempre me ha agradado una buena taza de café, sea solo o en compañía. Dicen que estimula, yo añado que también relaja, reconforta y curiosamente te muestra las cosas desde otro punto de vista.
En un lugar que poco tenga que ver con el resto se sirven dos cafés contrarios,
Que ridículos somos adornando las cosas cuando lo que realmente nos interesa
Poco queda y cuando se cree que se llegará a algún resto de café, se descubre que se ha llegado a una de las mejores partes, el azúcar
El tiempo pasa y uno ha de apurarse, debe de atender sus compromisos, anteponerlos a sus deseos. A tragos largos (pero aún así saboreándolo) ha de plantearse si es necesario el primer para poder disfrutar un segundo café… Se llegará a la conclusión de que es necesario conocerse a si mismo para poder satisfacer un gusto.