CARTA SIN ABRIR

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Odio la noche. Miento, odio mi noche... Del mismo modo que me han ayudado a reír, soñar y desear que comenzase el siguiente día para jugar con Suerte, jugar a cumplir deseos, a recopilar más sonrisas aún, a robar paciencias y tranquilidades para repartirlas de nuevo más tarde... Eso era antes... Ahora es distinto, ahora en mi mente únicamente vaga un pensamiento... Un pensamiento que siempre ha existido pero que antes estaba en un segundo plano como ese icono del pc del que desconocemos su uso pero por el que a diario pasa el puntero del ratón... No ha cambiado su significado ni su forma, únicamente su fuerza.

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El día con sus obligaciones, con sus deberes y sus "quehaceres" y sus molestias y su duración y su estress y su irritabilidad y... y su esencia, su llama mermada... Una llama que apenas calienta. La oportunidad de distraerme se rompe en miles de pedazos... del mismo modo que antes la noche me visitaba sin avisar lo hace ahora pero esta vez avisando... avisando que deberé de ver una carta, una carta cerrada.

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No hace falta abrirla, sé lo que dice... realmente sé lo que quiere decir porque como suele ocurrir a menudo en el juego de la vida ha vuelto a ganar la ambigüedad. El mejor escudo para el cobarde y el mejor arma para el verdugo... No quiero asumirlo pero es así... Aunque cueste es mi siguiente meta.

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- "Polonio: ¿Qué leéis, mi señor?

Hamlet: Palabras, palabras, palabras"